"Sólo recuerdo que eran
las 8 de la tarde, de un triste martes que llovía como si se terminara nuestro
mundo y que no lloraba, y que las
lágrimas me quemaban en los ojos y que se me hizo un nudo en la garganta tan
grande como el mayor de los silencios marineros.
Y, bueno, estábamos
despidiéndonos, y el ambiente estaba impregnado de la tensión característica de
la última vez que ves a alguien, no sé si me explico.
Todo sonaba a mentira,
a plástico, a cirugía estética en mis acentos, a dinero de Monopoly, a quiero
decirte las palabras más bonitas del mundo por si ya no vuelves a escuchar mi
voz nunca más, pero ya ni salían, pero ya no eras… tu.
Y cuando me di la vuelta
y empecé a sentir que la perdía, qué bonito, y qué paradójico, la necesité como
siempre y me sobraba más que nunca"
Mario Carrion
Mario Carrion
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